Reinventándose a los 50 o la realidad paralela

No pasa nada. Y lo estamos haciendo.  Hay muchas formas de vivir y pagar facturas, aunque en España el ideal haya sido el funcionario o el que tiene un mismo trabajo hasta que se muere. Pero cada vez conozco a más personas haciendo juegos malabares y muchos de ellos sin red. Tienen mucho mérito.

Se puede vivir de alquiler. Se puede vivir en otro lugar que no es Madrid o una ciudad grande, en otro país, etc. Se puede vivir definitivamente de otra manera.  Y, claro, cuesta a veces menos a los 30 o a los 20, pero a los 40 o a los 50, por decirlo de alguna manera, te pones el mundo por montera con mucha más fuerza. Lo que piensen los demás te importa menos. Y a menudo ya te has caído tantas veces y te has levantado con peor o mejor fortuna que no das ninguna importancia a fracasar. Como, si eres inteligente, te ríes de lo que pueda ser el éxito.  El éxito no es ni la fama ni el reconocimiento.

¿Qué es lo que permanece? Las personas que ayudan a otras personas, que hablan poco y hacen mucho. La ayuda entre vecinos, familiares, etc. Conozco a varias microempresas que están saliendo adelante por préstamos entre personas, se llamen o no business angels. El resto, lo institucional o lo macro, seguirá su curso, pero mientras tanto hay otra realidad paralela que crece. 

Olvidemos a los gurus y expertos y volvamos la mirada hacia quien hace y no teoriza.

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