La recuperación de la economía de España en los últimos años está por encima de la experimentada en el conjunto de la eurozona. Esto ha provocado que los hogares españoles recuperemos la confianza en nuestra capacidad financiera a futuro.
En el día a día, esto se traduce en que hemos incrementado el consumo, incluso al límite de nuestro nivel de ingresos. También en que, en muchos casos, hayamos regresado a las entidades financieras a solicitar créditos que nos permitan seguir comprando. Si durante la crisis financiera las familias españolas mostraron capacidad de ahorro, en la actualidad la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) calcula que la tasa de ahorro de los hogares es inferior al 5%, muy por debajo de la media de la zona euro, donde oscila entre el 10% y el 16%.
Cuando alguien destina más del 30% de los ingresos al pago de la deuda, excluyendo hipotecas, se encuentra técnicamente sobreendeudado.
Si bien la situación no ha llegado a ser tan alarmante como la vivida en los años del estallido de la crisis financiera, los errores parecen empezar a repetirse. Ha reaparecido el endeudamiento en los hogares y, según el Banco de España, en el conjunto de 2017, estos necesitaron acudir al crédito para financiar más de 3.000 millones de euros. En el primer trimestre de 2018, esta cifra se disparó hasta superar los 18.000 millones de euros.
En palabras de Ricardo Camarena, director de operaciones de la DebtTech Resuelve tu Deuda, “La reactivación del consumo por parte de los hogares tiene efectos positivos para la macroeconomía. Sin embargo, a nivel de la microeconomía de las finanzas personales, conviene recordar una serie de pautas para que dicho consumo se realice de manera responsable y proporcionada al nivel adquisitivo de las familias, para evitar caer en errores pasados”. En este sentido, algunas pautas a seguir serían las siguientes.
Existe una importante diferencia entre estar endeudado y estar sobreendeudado. De acuerdo con Ricardo Camarena, “cuando alguien destina más del 30% de los ingresos al pago de la deuda, excluyendo hipotecas, se encuentra técnicamente sobreendeudado”. Esto se traduce en una mayor dificultad para afrontar los pagos, y deja un escaso margen de actuación en el caso de que se produzca un imprevisto que conlleve un gasto por sorpresa.
Camarena añade, “nuestra experiencia en cuatro mercados nos ha demostrado que esta cifra es clave para mantener una buena salud financiera. Una vez superada, las familias se quedan sin capacidad de reacción ante situaciones que no esperaban, y se convierten en insolventes”.
Además, un error básico en el ahorro es decidir ahorrar el dinero que resta a final de mes. El optimismo nos juega malas pasadas y nunca queda sueldo disponible cuando llega el día 30. Para evitar estos fallos de percepción, un método eficaz es reservar la cantidad deseada según se recibe la nómina a principios de mes.
“De esta manera, la regla clave consiste en 70-30”, apunta Camarena, “donde el 70% de los ingresos se destina a gastos fijos como la vivienda, educación o transporte; el 30% a gastos variables, como el pago de deudas, entretenimiento y el ahorro, que debería suponer el 10% para cada de estas actividades, respectivamente”.
Entre otros consejos, los expertos apuntan establecer un límite de gastos, ahorrar lo suficiente como para vivir dos meses sin trabajar, utilizar las tarjetas de crédito con prudencia, evitar comprar a plazos, utilizar comparadores y llevar un control de los gastos.
http://www.cnmv.es/DocPortal/Publicaciones/Boletin/Boletin_III_Trimestre_2018.pdf