Ángeles y Demonios (Atreverse al cambio II)

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Piensan algunos, que no entienden bien mis palabras, que mi animar al atrevimiento, el movimiento y el cambio, puede ser un grito hippie, liberal, alocado e insensato y yo les voy a dar más motivos para pensarlo, aunque los que de verdad entiendan, seguro que volverán a comprender.

A menudo, quien intenta evolucionar, crecer, ser bueno, o como lo quieran llamar, se polariza en un extremo del péndulo de su personalidad, y se empobrece, sin pasar por el otro extremo, donde por ejemplo, ser egoísta puede ser virtuoso. El empobrecimiento es mayor, al creerse "el bueno" su hábito o disfraz, pensando que ya consiguió el cielo en tierra, y que no necesita seguir poniendo conciencia, y creciendo, porque ya es bueno para siempre. Mentira.

A menudo, quien intenta evolucionar, crecer, ser bueno, o como lo quieran llamar, se polariza en un extremo del péndulo de su personalidad, y se empobrece, sin pasar por el otro extremo, donde por ejemplo, ser egoísta puede ser virtuoso.Ya que me atreví a contar cosas de mi bisabuela materna, sí aquella monja que fue y vino, hoy compartiré la historia de mi tatatarabuelo paterno, Urrea como yo. Este "ángel" emprendió su camino por la religión ascendiendo rápidamente hasta arzobispo, de Tarragona, para después marchar a luchar contra "el turco" en el Mediterráneo en pleno siglo XV, donde acabó convirtiéndose en el seguramente primer y último arzobispo pirata de la historia, porque probablemente creyéndose en posesión de la verdad y otorgándose derechos, se dedicó a saquear por donde pudo, cual presunto duque de Palma. El mismísimo Papa, que lo anatemizó, no pudo darle conciencia social,  y siguió pirateando "arzobíspamente" hasta que fue el Rey Alonso V, quien le llamó al orden con éxito,  volviendo a su sede en Tarragona (sí han leido bien), donde todavía cuelga su pendón en la catedral.

Esta historia, que data de 6 siglos nada menos, pudiera parecer antigua, pero no lo es, más bien todo lo contrario, está de rabiosa actualidad y es preciso sacarla a la luz para darnos cuenta de la verdadera naturaleza humana, que todos tenemos. Angeles y demonios que paseamos por la tierra haciendo el bien y el mal, con o sin poder ni conciencia. Es muy importante que no nos creamos el hábito que llevamos, ya sea éste de eclesiástico, político, médico, enseñante, de luchadora por la igualdad, o incluso terapéutico, porque todos sin excepción somos ángeles y demonios.

Ojalá esto llegue a todos, sobre todo a los poderosos, porque una cosa es atreverse a vivir el propio destino, moverse y luego poner conciencia, para vivir y evolucionar, como animaba en el pasado artículo, y otra cosa es lo que se está haciendo, yendo y no volviendo; movimiento sin conciencia, arrasando con la economía, los derechos no solo laborales sino humanos (me permito señalar que el derecho a la educación, los alimentos, una sanidad y una vivienda digna están recogidos en la Gran Carta, la de Naciones Unidas).Pero no sólo eso, también se están cargando, nos estamos cargando, el medio ambiente, bosques ríos, montañas, el agua que bebemos y aire que respiramos. ¡Qué barbaridad! ¡Basta ya! Si hoy viviera un "Rey" con la autoridad de Alonso V con mi ancestro, debería llamar al orden, y si no, cuestionarse sus hábitos, que también es humano. 

Volvamos TODOS al orden, por el amor de Dios, que debe estar más allá de ángeles y demonios. Recordemos que de acuerdo con la ley del péndulo, para ser demonios con gracia y virtud, hay que volver a pasar antes por ángeles.

Jorge Urrea Filgueira www.psico-tao.com

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