En su segunda edición, el “Índice del Planeta Feliz 2.0″ introduce variables diferentes en el análisis socio-económico y reclama algo más que una sonrisa condescendiente y prejuiciosa. Este índice es una clasificación global de la eficiencia ecológica y su repercusión en la vida cotidiana de las personas.
Con el subtítulo “¿Por qué las buenas vidas no tienen que costarnos la Tierra?” (Why good lives don’t have to cost the Earth), el informe fue publicado el pasado 4 de julio de 2009 por NEF (New Economics Foundation) y sus contenidos se basan en datos obtenidos y corroborados de 143 países que representan el 99% de la población mundial.
El Índice del Planeta Feliz (IPF) examina en detalle la economía desde su producción positiva (larga esperanza de vida y felicidad variables) y sus inversiones esenciales (recursos limitados de la Tierra) y proporciona una guía sobre nuestro bienestar en términos de vidas prolongadas y felices, e indicando lo que más importa al mantenimiento del planeta: nuestro promedio de consumo de recursos.
El IPF examina en detalle la economía desde su producción positiva y sus inversiones esenciales y proporciona una guía sobre nuestro bienestar en términos de vidas prolongadas y felices.España ocupa el 76 lugar del ranking (el Reino Unido se encuentra en el 74 y Estados Unidos en el 114, entre las 143 naciones incluídas en el estudio); con una expectativa de vida media entre los 60 y los 75 años, una puntuación en bienestar del 7,6 y una huella ecológica bastante negativa que roza el 5,7. Por otro lado, nueve de los diez países con mayores puntuaciones son latinoamericanos. Costa Rica encabeza el índice y es el país “más verde y más feliz”.
El IPF cuenta con un prólogo del economista ecológico, Herman Daly y presenta también un “Manifiesto del Planeta Feliz” que plantea un esfuerzo colectivo global para lograr los objetivos planteados.
“Mientras el mundo enfrenta la triple dificultad de una profunda crisis financiera, la aceleración del cambio climático y el tope inminente en la producción de petróleo necesitamos desesperadamente una nueva brújula que nos guíe. El hecho de dejarnos conquistar por la melodía del crecimiento económico sólo ha producido beneficios marginales para los más pobres del mundo, no ha mejorado notablemente el bienestar de aquellos que ya eran ricos y ni siquiera produjo estabilidad económica. Ahora tenemos que usar el Índice del Planeta Feliz para romper el encanto y trazar un nuevo camino hacia una economía de alto bienestar con bajas emisiones de carbono, antes de que nuestros estilos de vida de alto consumo nos arrojen en el caos de un cambio climático irreversible” Nic Marks, fundador del centro para el bienestar de NEF.
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