Microestresores: qué son y cómo podrían estar afectando su productividad

La mayoría de nosotros nos enfrentamos diariamente a factores estresantes menores en el trabajo o en la vida cotidiana. Estas pequeñas tareas se acumulan, perturban nuestras vidas, nos desvían del trabajo esencial y nos mantienen en un estado de estrés leve. Aunque en principio no parece grave, la acumulación de pequeñas tensiones a lo largo del tiempo puede contribuir a niveles elevados de estrés y afectar la salud física y mental.

¿Qué son los microestresores?

Los microestresores son eventos, situaciones o circunstancias diarias que pueden causar estrés en las personas. A diferencia de los grandes eventos estresantes, que pueden identificarse más fácilmente (perder un trabajo o sufrir una enfermedad grave), los microestresores son pequeñas tensiones que pueden acumularse con el tiempo y afectar la salud y el bienestar de manera significativa.

Pueden incluir cosas como llegar tarde a una cita, lidiar con el tráfico, enfrentarse a pequeñas confrontaciones interpersonales, recibir un correo electrónico estresante, tener dificultades para encontrar las llaves, enfrentarse a una pequeña crítica en el trabajo o preocuparse por pequeñas tareas pendientes. Aunque individualmente pueden parecer insignificantes, su impacto acumulativo puede contribuir al estrés crónico y tener efectos negativos en la salud física y mental a largo plazo.

¿Cómo afectan a la salud mental y física?

Los microestresores que se prolongan en el tiempo pueden desencadenar efectos adversos en la salud mental, volviéndonos más susceptibles a los contratiempos cotidianos, alterando nuestra perspectiva general y perturbando la respuesta fisiológica de nuestro cuerpo al estrés de maneras significativas que tienen consecuencias para nuestra salud física.

Lidiar con el estrés a largo plazo requiere habilidades distintas de las necesarias para enfrentar situaciones estresantes temporales. La tensión prolongada mantiene al cuerpo en un estado de alerta constante, lo que puede resultar en inflamación, debilitamiento del sistema inmunológico y un aumento en las dolencias físicas, como problemas digestivos, enfermedades cardíacas, aumento de peso y accidentes cerebrovasculares.

Reconocer y abordar los microestresores es importante para gestionar el estrés de manera efectiva. Esto puede incluir el desarrollo de estrategias de afrontamiento como la planificación y organización, la práctica de técnicas de relajación como la meditación y la respiración profunda, el establecimiento de límites saludables, la búsqueda de apoyo social y la promoción de un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular, una dieta equilibrada y suficiente descanso.

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10 maneras de reducir los microestresores diarios

  1. Práctica de la atención plena: La atención plena o mindfulness puede ayudarte a estar presente en el momento y a enfrentar los microestresores con calma y claridad. La meditación mindfulness, la respiración consciente y la atención a tus pensamientos y emociones pueden reducir el impacto de los microestresores en tu bienestar. Los investigadores de Harvard informan que la mayoría de nosotros estamos perdidos en nuestros pensamientos el 47% del tiempo. La mente vagando hacia errores del pasado o preocupaciones futuras aumenta los niveles de estrés acumulativo. Haga un esfuerzo consciente para trabajar con conciencia momento a momento de lo que sucede dentro y a su alrededor a medida que avanza en las rutinas diarias.
  2. Ejercicio regular: El ejercicio físico regular es una excelente manera de reducir el estrés y mejorar tu estado de ánimo. Dedica tiempo cada día para realizar actividades físicas que disfrutes, como caminar, correr, practicar yoga o hacer ejercicios de fuerza. La mejor medicina para aumentar la productividad es tomarse un tiempo. Equilibrar el tiempo frente a la pantalla con el tiempo verde (un paseo por la naturaleza) te permite dejar de pensar en la alerta roja. Mantenga la mente despejada reservando tiempo entre las citas y creando momentos para meditar, respirar profundamente, comer un refrigerio, mirar por la ventana o estirarse y moverse.
  3. Establece límites claros: Aprende a decir «no» cuando sea necesario y establece límites claros en tus relaciones personales y profesionales. Niégate a comprometerte con más proyectos cuando ya estés con sobrecarga. Desarrolle límites psicológicos herméticos para no recordar constantemente tentaciones o tareas personales inacabadas, como lavar la ropa o pasar la aspiradora, que de otro modo podrían comprometer su productividad. Esto te ayudará a evitar la sobrecarga de responsabilidades y a mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal.
  4. Practica la autocompasión: Sé amable contigo mismo y reconoce que es normal sentirse estresado de vez en cuando. En lugar de criticarte por sentir estrés, practica la autocompasión y date el espacio para cuidar de ti mismo.
  5. Planificación y organización: Organiza tu tiempo y tus tareas de manera efectiva para reducir la sensación de abrumo y gestionar mejor los microestresores diarios. Utiliza herramientas como listas de tareas, calendarios y planificadores para mantener el control sobre tus responsabilidades. No te olvides de ordenar y cuidar tu espacio de trabajo, ya que los lugares desorganizados y abarrotados hacen que la vida sea caótica y estresante, lo que aumenta las presiones laborales. Mientras excava, organice los elementos en cuatro categorías de acciones: conservar, tirar a la basura, reciclar o donar.
  6. Desarrolla habilidades de afrontamiento: Aprende técnicas de afrontamiento efectivas, como la resolución de problemas, la reestructuración cognitiva y la gestión del tiempo, para hacer frente a los microestresores de manera constructiva. Prueba dividir las tareas en micropasos mensurables que sean fáciles y factibles. Esto engaña a tu cerebro emocional, evitando que postergues las cosas. Cuando das ese primer micropaso, uno a la vez, tu cerebro racional aprende que la tarea no es tan desafiante o difícil como dice el cerebro emocional.
  7. Prioriza el autocuidado: Dedica tiempo cada día para cuidar de ti mismo. Esto puede incluir actividades como tomar un baño relajante, leer un libro, practicar un hobby o pasar tiempo con seres queridos. No te exijas hacer todo. Administre su horario en lugar de dejar que él lo administre a usted. Pide ayuda cuando la necesites.
  8. Conecta con otros: Cultiva relaciones sociales sólidas y busca apoyo en amigos, familiares o profesionales de la salud mental cuando sea necesario. Compartir tus preocupaciones y sentimientos con otros puede ayudarte a reducir el estrés y sentirte más respaldado.
  9. Establece rutinas saludables: Crea rutinas diarias que te ayuden a mantener un estilo de vida saludable y equilibrado. Esto puede incluir hábitos como dormir lo suficiente, comer alimentos nutritivos, limitar el consumo de cafeína y alcohol, y practicar técnicas de relajación antes de acostarte.
  10. Busca ayuda profesional si es necesario: Si los microestresores comienzan a afectar significativamente tu bienestar emocional o físico, considera buscar ayuda profesional. Un terapeuta o consejero puede ayudarte a desarrollar estrategias adicionales de afrontamiento y proporcionarte el apoyo que necesitas para manejar el estrés de manera efectiva.

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