La malaria mata cada año a más de un millón de personas, la mayoría de ellas en África. Sin embargo, la propagación de una rara enfermedad, la drepanocitosis, permite a muchas personas protegerse frente a ella.
En medicina pocas cosas hay tan claras como el concepto de enfermedad. Se da por sentado que poseer una enfermedad es algo que te coloca en desventaja, que altera tu adaptación al medio en el que vives y se trata, en definitiva, de algo perjudicial frente a lo que hay que luchar.
¿Qué pasaría si una enfermedad que apenas te provoca síntomas te protegiera frente a otra que está matando a cientos de miles de personas a tu alrededor?Pero, ¿qué pasaría si una enfermedad que apenas te provoca síntomas te protegiera frente a otra que está matando a cientos de miles de personas a tu alrededor? A veces, algunos enfermos pueden ser más resistentes y tener más probabilidades de sobrevivir que los sanos en determinadas condiciones o lugares. La realidad puede volverse paradójica: El sano tiene más probabilidades de morir que el enfermo protegido.
Malaria: Retrato del asesino
Esta extraña paradoja se da entre los habitantes del África subsahariana y la culpable de su origen no es, ni más ni menos, que la mortal malaria. Esta enfermedad se transmite a través de las hembras de diversos tipos de mosquitos que hacen de vehículos de los microorganismos que una vez en el organismo pasan al hígado a través del torrente sanguíneo y se reproducen, produciendo la enfermedad,.
Luego, los microorganismos pasarán de nuevo a la circulación sanguínea para entonces infectar a los glóbulos rojos. Allí, se reproducirán otra vez, alimentándose de la hemoglobina (la molécula que se encarga de transportar el oxígeno) y destruyendo, posteriormente, a los glóbulos rojos. De esta forma, vuelven a quedar libres en la sangre, listos para transmitirse por la picadura de un mosquito o bien para destruir a más glóbulos rojos.
El pronóstico ante esta enfermedad si no hay un tratamiento al alcance (como ocurre en muchas zonas de África) es oscuro: muerte en unos días. Con el tratamiento a tiempo, la amplia mayoría de casos se curan.
Drepanocitosis: La enfermedad que planta cara a la malaria
La drepanocitosis o anemia falciforme, es una enfermedad de origen genético y de herencia autosómica recesiva. Es decir, para padecer la enfermedad en todas sus manifestaciones es necesario heredar dos genes alterados (uno por parte de la madre y otro por parte del padre) que intervienen en la producción de una hemoglobina anómala, la hemoglobina S.
Aquellas personas que poseen los dos genes alterados se denominan homocigotas mientras que aquellos que poseen sólo un gen alterado son heterocigotas.
Las personas heterocigotas para la drepanocitosis son resistentes frente a la malaria. Cuando se infectan, son mucho más resistentes a la enfermedad y sobreviven más que los sanos o los homocigotos de drepanocitosis.
En los homocigotos todos los glóbulos rojos van a tener la hemoglobina S que lleva a los glóbulos rojos a deformarse adquiriendo una típica forma de hoz o semiluna. Debido a esta alteración, el transporte de oxígeno está bastante afectado y los glóbulos se destruyen con facilidad provocando anemia, trombos y falta de irrigación de los tejidos, entre otras muchas manifestaciones. En los homocigotos suele ser una enfermedad bastante grave que lleva a la muerte en muchos casos.
Sin embargo, la enfermedad tiene un lado mucho más suave para los heterocigotos. En ellos existe más cantidad de hemoglobina normal (hemoglobina A) que hemoglobina S. Por tanto, no van a sufrir una enfermedad tan grave como los homocigotos, sino sólo lo que se llama un "rasgo drepanocítico".
Normalmente, no suelen conocer que son portadores de la enfermedad porque suelen estar sanos y sus signos, de existir, son muy ligeros. Una de las peculiaridades de las personas que son heterocigotas para la drepanocitosis es que son resistentes frente a la malaria. Eso no significa que no lleguen a infectarse, sino que cuando la infección tiene lugar son mucho más resistentes a la enfermedad y sobreviven más que los sanos o los homocigotos de drepanocitosis. ¿Por qué esto es así? Porque los heterocigotos van a tener cierto porcentaje de hemoglobina anormal que el microorganismo de la malaria no va a poder digerir. Además, muchos eritrocitos van a poseer una forma de hoz o semiluna que va a impedir al protozoo una correcta reproducción. Dicho de forma clara, la drepanocitosis provoca un ambiente inhóspito en los glóbulos rojos para el parásito de la malaria.
No es casualidad que los heterocigotos de drepanocitosis lleguen al 20 e incluso al 40% de la población en algunas zonas de África. La selección natural ha actuado durante años en los lugares donde la malaria es endémica. Si los sanos y los homocigotos tenían y tienen menos probabilidades de sobrevivir a la malaria que los heterocigotos de drepanocitosis, a la larga y con el paso de muchos años, esta enfermedad (que era rarísima en el resto del mundo), supuso una ventaja adaptativa y, por tanto, tuvo mucho éxito para extenderse entre la población.
¿Ya has visitado Ecología y medio ambiente en nuestra ZONA ECO/CIENCIA/TIC?