Más allá de la importancia que significó la Ley de Igualdad, Lina Gálvez, aclara que la situación de las mujeres resulta más vulnerable ante las crisis económicas -y sobre todo cuando el Estado de Bienestar se encuentra en retroceso-. Directora del máster universitario de Género e Igualdad y del programa de doctorado en Desarrollo y Ciudadanía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, se dedicada a investigar con perspectiva de género desde los 20 años, y considera que para la inclusión de las mujeres en las decisiones económicas no basta con algunos casos aislados, sino que se necesita "una masa crítica importante", para lo cual defiende la implementación de cuotas. Oriunda de Sevilla, se encuentra casada, tiene una hija, se desempeña como Profesora Titular de Historia e Instituciones Económicas y Vicerrectora de Postgrado, profundiza en el análisis de los temas más importantes en la agenda de las mujeres.
Después del avance que representó la sanción de la Ley de Igualdad, ¿cómo calificaría a las políticas de Estado en esta materia?
Las políticas de igualdad han tenido un avance importante en este país en estos últimos años. Sin embargo, la política económica y la asignación del presupuesto que se ha seguido sobre todo a raíz del estallido de la crisis, han hecho de las políticas de igualdad, medidas más bien cosméticas. Se está haciendo una política económica generadora de desigualdad; se ha hecho una reforma del mercado de trabajo que va a precarizar aún más el empleo, afectando especialmente a las personas en mayor situación de vulnerabilidad; y ni se está haciendo una reforma fiscal ni del sector financiero que garantice los ingresos necesarios a las administraciones públicas para al menos mantener el ya insuficiente estado de bienestar. Por el contrario, se acaba de votar con el apoyo de los dos partidos mayoritarios una reforma de la constitución que no sólo constitucionaliza la imposibilidad de tener déficit fiscal, por tanto, de llevar a cabo políticas contracíclicas, sino que da prioridad de pago a la deuda frente a cualquier otro gasto del Estado. Por lo que un tenedor de bonos especulador va a cobrar antes que una pensionista o que el personal de los hospitales. Es muy muy grave y genera más desigualdad de género y de rentas.
¿La crisis afecta de forma diferenciada a varones y mujeres?
En Economía no hay nada bueno o malo de forma absoluta y fenómenos como la crisis afectan de forma diferenciada a quienes están en una posición diferenciada, y hombres y mujeres lo están en la familia, en el mercado, en los órganos de toma de poder…
Se presentará de forma más cruda que ahora la disyuntiva entre tener una familia o desarrollar una carrera profesional independientemente de su formación, valía o aspiraciones.Por las crisis precedentes, sabemos que de ellas se suele salir con retrocesos en los avances de igualdad y sobre todo con una intensificación del trabajo de las mujeres, ya que al descender la renta de las familias y el gasto social del Estado, bienes y servicios que antes se adquirían en el mercado ahora se internalizan por parte de las familias. Aunque más bien habría que decir por parte de las mujeres dada la división sexual del trabajo que existe en las familias y la falta de corresponsabilidad de los hombres para con el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
En cuanto al empleo, el paro afectará más a mujeres u hombres dependiendo de los sectores que se vean golpeados de forma prioritaria por la crisis, ya que existe una fuerte segregación ocupacional por sectores y profesiones. No obstante, afecte más a sectores masculinos o femeninos, el empleo masculino siempre se recupera antes. Primero porque las políticas públicas que se desarrollan siempre favorecen al trabajo de los varones -véase el Plan E-, y segundo, porque efectivamente se incrementa el trabajo no remunerado de las mujeres condicionando los empleos a los que pueden acceder y a medio plazo, reforzando los estereotipos que insisten en que hombres y mujeres son trabajadores con características distintas, algo que está en la base de la discriminación de género.
¿Cuál es el futuro del Estado de Bienestar?
Muy negro y muy malo. No puede existir Estado de bienestar sin un modelo fiscal redistributivo y sin calidad democrática, y me temo que no podemos garantizar ninguna de las dos cosas y que la cosa va a peor. Muchos servicios se privatizarán por lo que sólo las mujeres que pertenezcan a los grupos de renta más altas no verán modificadas sus oportunidades laborales y vitales… para las demás, se presentará de forma más cruda que ahora la disyuntiva entre tener una familia o desarrollar una carrera profesional independientemente de su formación, valía o aspiraciones.
¿Opinas que la inclusión de mujeres en los ámbitos de decisión económica impactaría de forma positiva en la economía? ¿Por qué?
Aquí hay que distinguir entre la llegada de mujeres de manera aislada, como ocurre en la actualidad y el poder contar con una masa crítica importante. Cuando a alguna mujer se le abre un poco la puerta y se la deja pasar, está en amplia minoría, por lo que para sobrevivir en ese puesto -a no ser que tenga una fuerte conciencia feminista-, imita e incluso incrementa los estereotipos asociados al comportamiento de los hombres en el poder como estrategia de legitimación. Al mismo tiempo, el que algunas mujeres se cuelen sirve al discurso dominante para justificar que no hace falta establecer cuotas porque "quien vale vale" y llega sin necesidad de cuotas.
Hay estudios que dicen que para que se note la diferencia tiene que haber al menos una masa crítica que va del 27 al 33% de mujeres sobre el total.
En la Academia, ¿cuál es la situación de las mujeres?
La situación en la academia es muy complicada porque la idea de que "quien vale vale" está más arraigada que en ningún otro sitio. Pero la meritocracia es igual de embustera en la universidad. Las mujeres están sobre representadas entre el alumnado y también destacan en la tasa de idoneidad, por tanto, en las calificaciones que obtienen. Sin embargo, conforme aumenta la categoría y el sueldo su presencia va disminuyendo hasta siquiera llegar al 15% de catedráticas. Antes se podía esgrimir que era un efecto generacional, pero ya no.
¿Opina que es necesario introducir cuotas obligatorias en determinados ámbitos para garantizar la paridad?
Considero que sí. Por una parte, por lo que he dicho anteriormente. Una proporción de al menos un tercio de mujeres puede explicar que las cosas se hagan de otra manera, tal y como nos dicen muchos estudios sobre gobernanza. Por otra parte, porque cuando toca repartir el poder, los hombres siempre se colocan en primera fila. Han estado educados para competir y parten con mayor seguridad en sí mismos que las mujeres. Además, las mujeres llevan el estigma de ser los trabajadores que por su mayor dedicación a la familia, tendrán un compromiso menor con las esferas pública y profesional. La mejor manera de mejorar la división sexual del trabajo en la familia y la falta de corresponsabilidad de los hombres con los trabajos de cuidado, radica, no sólo en que haya unos buenos y adsequibles servicios sociales para el cuidado, sino en que las mujeres tengan trabajos dignos y bien remunerados en el mercado laboral porque eso les permitirá renegociar mejor en la familia los trabajos y los tiempos.
¿Qué otras medidas pueden resultar adecuadas?
Todas las que supongan mejoras en la corresponsabilidad no solo de los hombres, sino también de las instituciones públicas y de las empresas. Medidas como igualar los permisos de paternidad con los de maternidad y que no sean transferibles; mejorar las condiciones de trabajo para mujeres y hombres de forma que los horarios sean más amigables para la conciliación; invertir en infraestructura social y siempre, siempre, siempre trabajar en educación, pero no solo en la infancia sino también a lo largo de toda la vida y para ello es necesario llevar a cabo una revisión verdadera de la publicidad no sexista y al menos, de la programación de las cadenas de radio y televisión públicas donde tiene que haber presencia equilibrada de mujeres y hombres y desaparecer programas como Corazón, Corazón donde se reproducen todos los estereotipos de género que tanto perjuicio han hecho y hacen a las mujeres.
Una proporción de al menos un tercio de mujeres puede explicar que las cosas se hagan de otra manera, tal y como nos dicen muchos estudios sobre gobernanza.
En lo personal, ¿cómo llegaste a especializarte en el enfoque de género?
En mi familia somos todas mujeres, por tanto, no viví el trato desigual con mis hermanos porque no los tuve. Tampoco me ocurrió eso en el colegio porque fui a un colegio de monjas donde solo había niñas. Aunque en ambos espacios se me educó muy bien cual debía ser mi comportamiento cuando en el futuro me convirtiese en una mujer. Supongo que todo comenzó en mi adolescencia, cuando me costaba encontrar un sitio en el mundo al no querer tener un comportamiento gregario como el de la mayoría de los adolescentes. No me interesaban las conversaciones de mis amigas, prefería las de mis amigos, y comencé a darme cuenta que quería hacer muchas de las cosas que ellos se proponían hacer y que no estaba claro que estuviese pensado para nosotras, sobre todo en el ambiente de la base militar en la que me crié.
Mis amigas soñaban con el matrimonio y yo miraba a los aviones y los paracaidistas… aunque lo que de verdad quería ser esos años, era corresponsal de guerra. En esos años comenzaron las lecturas de autores como Virgina Woolf y mis inquietudes comenzaron a cobrar forma. Muy pronto, con veinte años comencé mi labor investigadora ya con las diferencias de género como órgano conductor de la misma. Digamos que el origen está más en una inquietud intelectual que en una vivencia personal, aunque supongo que el haber sido la pequeña de una familia numerosa toda compuesta por mujeres y una abuela que actuaba como auténtica matriarca de la familia, también ha tenido mucho que ver.
¿Cuál es el próximo desafío que las mujeres tienen por delante?
Alcanzar la igualdad en el seno de la familia y una verdadera democracia. En definitiva, empoderarse en la familia y en la sociedad e intentar usar su poder para construir un mundo distinto, más justo y humanista.
Personal
Lina Gálvez nació el 13 de septiembre de 1969, Sevilla, casada, una hija, PhD por el Instituto Universitario Europeo, Florencia, Italia. Su investigación se ha centrado en el análisis de género de la organización del trabajo en las empresas, los mercados, los usos del tiempo y la definición y cuantificación del trabajo no pagado. Ha formado parte de la red europea de investigación, Gender and Well-being. Work, Family and Public Policies, es la investigadora principal de un proyecto de investigación del Plan Nacional de I+D+i sobre mercado de trabajo y usos del tiempo y de otro de excelencia de la Junta de Andalucía sobre la economía del cuidado. Es Consejera del Consejo Estadístico de Andalucía,
¿Cómo te definirías a ti misma? Inquieta, peleona, honesta, buena persona y muy muy alegre
¿Hay alguna frase o idea que utilices habitualmente? Pues la verdad es que no caigo. Supongo que han ido cambiando a lo largo de mi vida y de los idiomas que haya ido utilizando. Me gusta jugar con los refranes y las frases hechas, variándolos y adaptándolos al contexto.
Además de lo laboral, ¿qué otras actividades disfrutas? Me gusta mucho leer, ir al cine, a conciertos y caminar; también hago natación. Y sobre todo, me gusta mucho viajar a sitios nuevos y a los que ya conozco e ir a buenos restaurantes o simplemente sitios donde se coma y se beba bien. Pero lo que más me gusta, donde me encuentro más conmigo misma es bailando, sobre todo flamenco, aunque hace décadas que dejé las tablas y los tacones, y ahora por problemas de espalda, apenas lo practico.
PIN PON
Un libro… Ufffffff, hay tantos: Una habitación propia de Virginia Woolf por lo que supuso en mis inquietudes intelectuales
Un autor: Tolstoi
Una película: Memorias de África
Un director: Stanley Kubrick, Wong kar wai, Sidney Pollard, Isabel Coixet…
Un artista: los miles de artistas de teatro y callejeros que se dejan la piel cada día frente al público
Un lugar en el mundo al que volverías: Siempre volvería a Roma
Tu plato favorito: Una tortilla de patatas con el huevo muy líquido y un buen tomate natural de los de antes, de los que sabían a tomate.
Un perfume: El olor de azahar en primavera y sobre todo, el olor a tierra mojada
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