La feminización de la medicina a debate

Tras la publicación de un artículo titulado "la crisis agudiza los problemas de la feminización" en el Diario médico, se desató un debate mediático acerca del papel de la mujer en la Medicina y de los modelos de trabajo que actualmente existen. A día de hoy, el 85% de alumnos de medicina son mujeres y también lo son casi el 65% de los profesionales que acabaron este año el MIR.

Lejos quedan los tiempos  cuando encontrábamos una presencia casi anecdótica de la mujer en las Facultades de Medicina. En la actualidad de los 6.112 profesionales que han acabado el MIR (es decir el número de especialistas que han concluido este año) el 64,8% son mujeres. A esto hay que sumar el 85 % del alumnado en Medicina son mujeres, por lo que se prevé que este porcentaje de feminización de especialistas siga creciendo.

En el artículo se plantean las "dificultades que se dan en las especialidades por la elevada presencia de mujeres". Y aseguran entre otras cosas que "las bajas por maternidad son un problema laboral" En el citado artículo del Diario Médico, los presidentes de las Sociedades científicas de Obstetricia y Ginecología (SEGO), Pediatría (AEP) y Endocrinología (SEEN), plantean las "dificultades que se dan en sus especialidades por la elevada presencia de mujeres". Aseguran entre otras cosas que "las bajas por maternidad son un problema laboral" Aluden a las dificultades de cubrir bajas laborales, maternales y por motivos familiares, que actualmente ya tienen y que se "agravan" con la crisis debido principalmente a la disminución de la tasa de reposición. Tras soltar estas perlas plantean dos posibles soluciones; una que sería el cambio de modelo laboral, y otra que sería "exigir que para la cobertura de la plazas MIR se tuviera en cuenta la feminización de cada especialidad".

Llegado a este punto, quiero ir haciendo una serie de aclaraciones:

  • No está demostrado que exista un mayor número de bajas en las mujeres médicas con respecto a sus compañeros. Los permisos por maternidad, que indudablemente tiene que disfrutar la mujer, tienen una incidencia muy baja, y  se concentra en una etapa laboral muy concreta de la mujer, sobre todo coincidiendo con el periodo de formación especialidad, teniendo por tanto que prolongar esta etapa formativa; o con los inicios de su vida laboral, lo que supone un sobreesfuerzo para ellas dado la precariedad de los contratos que actualmente se ofrecen a las mismas. ¿No preocupará por tanto a sus compañeros, sobre todo de edad más avanzada, que no puedan usar con facilidad esta mano de obra barata para cubrir jornadas maratonianas y con disponibilidad absoluta?
  • En segundo lugar tendrían que tener claro que la tasa de reposición se refiere a la cobertura de vacantes, y no a la cobertura de incidencias como son lo permisos maternales, o los permisos por conciliación, que por ahora (si los "bisturís" del momento no lo cambian) se están obligadas a cubrir.
  • En tercer lugar, y tal como dice Gabriela Cañas en el citado artículo de El País, si la feminización es un problema para la sanidad, cómo es que hasta ahora no se ha dicho nada del alto índice de feminización de la enfermería (un 80%). Y yo uniéndome a su reflexión también digo: ¿no será que esto no amenaza a su estatus laboral y profesional?

Me centraré ahora en las dos" soluciones" que proponen. A la primera que mencionan respecto a cambiar el modelo laboral, no tengo nada que objetar, ya que creo que sí existe un problema (que no es de mujeres), y es el derivado de una forma de entender el ejercicio de la profesión médica, basado en la absoluta disponibilidad, y en la absoluta dedicación al trabajo.

Quizás el problema es que desde los órganos de dirección no "se ve bien" que seamos ahora las mujeres médicas las que cada vez vayamos alcanzando un nivel de preparación mayor y estemos en otros sitios que no son los que habían determinado para nosotras: el de los cuidados y no el de las decisiones.Es por supuesto imprescindible para ejercer una profesión como es la médica, el que se tiene que estar en una continua formación, y que no se tiene que descuidar el Desarrollo profesional y la búsqueda de la calidad en las actuaciones que se realizan cada día. Pero esto no tiene que ser a costa de la vida personal.

Precisamente en los tiempos actuales en los que vivimos, con el alto índice de paro, sería bueno que no se propiciaran las jornadas prolongadas de trabajo, buscando una modificación de lo que es la atención continuada (atención urgente), para que los y las profesionales podamos dedicar parte de nuestro tiempo a este perfeccionamiento profesional: formación, investigación, docencia…En este punto tengo que dar la razón al presidente del Colegio de Médicos (Rodríguez Sendín) cuando dice que "no hay que exigir a las mujeres una disponibilidad que no se exige en otras profesiones, y que la reticencia a prolongar la jornada laboral es una tendencia extensible a todos los profesionales jóvenes independientemente de su sexo".

El debate y por supuesto el rechazo, viene cuando mencionan su segunda solución, que no es otra que  "exigir que en la cobertura de las plazas MIR se tenga en cuenta la feminización de cada especialidad". Se pretende utilizar de forma sesgada y tendenciosa el sentido de las cuotas. Estas vienen determinadas y establecidas para compensar y reequilibrar situaciones de desigualdad. Este hecho no existe en la prueba de acceso al sistema MIR, que entre otras cosas se caracteriza por su absoluta objetividad. Por tanto ¿Qué es lo que se propugna? que ¿se convoquen un mayor número de plazas de estas especialidades? o que ¿se den en mayor número a los hombres?. Es necesario que las cosas se digan claramente, para no crear confusión y querer meter normas completamente sexistas. El establecer un número adecuado de plazas MIR para cada una de las especialidades, debe establecerse en relación a la "empleabilidad" de la misma, es decir, atendiendo a las necesidades que la sociedad actual demanda. Por tanto si realmente existen en estas especialidades una mayor demanda (o sea, una mayor oferta laboral) es el momento de pedir mayor número de plazas para estas especialidades.

Yo soy médica, realicé una especialidad vía MIR (medicina de familia), y soy madre de dos hijas y de un hijo. Siempre he alardeado de que el único sistema que no me discriminó por razón de mi sexo, ni de mi maternidad, fue el Sistema MIR. Una forma objetiva, que sólo determinaba si mis conocimientos eran los adecuados, con unas reglas claras e iguales para todas las personas.

Ya desde la Facultad, había quien pretendía reemplazar este sistema por las llamadas "escuelas profesionales", para poder determinar por algunos grupos de poder, qué personas eran las que accedían a estas plazas de especialización. Quizás sea este el problema, que desde los órganos de dirección y poder en los colegios y asociaciones profesionales no "se ve bien" que seamos ahora las mujeres médicas las que cada vez vayamos alcanzando un nivel de preparación mayor y estemos en otros sitios que no son los que habían determinado para nosotras: el de los cuidados y no el de las decisiones. El hecho de que cada vez haya más hombres enfermeros, y cada vez haya más mujeres médicas, irá propiciando el cambio y produciendo el reequilibrio que debe existir en una sociedad de iguales, dónde cada persona independientemente de su sexo no tenga un rol establecido del cual no se le permita salir.

Por Teresa Jerez Salcedo,  secretaria de la Mujer de la Federación de Sanidad de CCOOO

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