La felicidad, una aspiración compartida

Eduard Punset define su aproximación a la Felicidad como la ausencia de miedo y él reconoce sentirse frecuentemente en ese estado. Nuestro célebre pensador llega a esta conclusión uniendo su privilegiada curiosidad y su dilatada experiencia vital.

Dan Gilbert, profesor de Harvard y autor de “Tropezando con la Felicidad” ha venido realizando en los últimos años numerosos experimentos, basados en neurociencia que demuestran que la Felicidad se puede sintetizar, es decir, todos podemos fabricar estados de felicidad y de hecho lo hacemos muy bien y de manera espontánea.

Somos capaces de recrear experiencias de felicidad en cualquiera de los ámbitos de nuestras vidas: empresa, escuela, sociedad…. Una de las claves que expone Gilbert es la libertad de elección, nuestro cerebro está especialmente desarrollado (nuestro neocórtex más concretamente) para buscar el placer y evitar el dolor y ahí radican las bases de la sensación de Felicidad que llegamos a disfrutar. Pensamientos, emociones y acciones se alinean para hacerlo posible y aunque cada uno de nosotros lo asociemos a nuestra propia experiencia, las evidencias demuestran que nuestro patrón perceptivo es coincidente.

Somos capaces de recrear experiencias de felicidad en cualquiera de los ámbitos de nuestras vidas: empresa, escuela, sociedad….
Desde otras latitudes también se apuesta fuerte por el fenómeno de la Felicidad. O no es un planteamiento poderoso que el rey de Bhután Jigme Singye Wangchuk disponga de un índice de Felicidad Interior Bruta (FIB) para medir fehacientemente el nivel de bienestar de sus habitantes. Esta decisión es algo más que una operación de branding, sino que es capaz de ver las expresiones de felicidad de sus conciudadanos y hacerse eco al anunciarlo como valor de país.

Y no debe hacernos reflexionar también el planteamiento del embajador de Perú en USA Oswaldo de Rivero en su obra “Más de dos siglos buscando la felicidad” quien nos advierte que serán las futuras generaciones quienes juzgarán el que durante muchos años habrá sido el motor de búsqueda de nuestra felicidad (un modelo económico de crecimiento continuo que produce efectos en la sociedad y en la naturaleza como los que estamos hoy experimentando). Esta persecución forzada por índices que nos lleven a estados de felicidad quizás habrá a las nuevas generaciones sin reservas de esa Felicidad disponibles.

Personalmente me quedo con estas aproximaciones que tanto Punset como Gilbert nos ayudan a esclarecer el fenómeno y quiero creer que mi vida (y con ella mi felicidad) es un misterio a vivir y no un problema a resolver.

*Lucía Langa Es Co-directora del departamento de Dirección de Personas de EADA. Coautora de varios libros como “Tanto creces tanto vales” y “50 Lecciones de Management“

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EADA Blog.

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