Herramientas 2.0 en la empresa: II

El futuro no me interesa ¿me hablas de mañana?
Sonríen cuando oyen en los vídeos hablar a los “sabios” del mundo 2.0.que dicen que inevitablemente vamos hacia otro tipo de organizaciones y que el futuro será diferente. En los Talleres estos discursos no tenían demasiado interés práctico: el futuro está demasiado lejos.

En general les parece lógico pensar que los adolescentes actuales “yonkies del Socialmedia” que viven en otra realidad, que como padres casi ni pueden entender, cuando generacionalmente lleguen a las empresas no tendrán opciones y se comunicarán con los medios con los que han crecido: medios 2.0. Y que con sus valores postmaterialistas y de participación provocarán poco a poco que las culturas organizativas sean diferentes, ¿Ya, pero esto ahora qué repercusiones tiene?

“La implantación de estas  herramientas será la próxima revolución organizativa destinada a destruir las organizaciones tayloristas tradicionales, destinadas a enfrentarse con el status quo…” Para la mayoría de ellos esperar una o dos décadas a que éste tipos de impactos comiencen a suceder les parece demasiado tiempo…  Demasiado tiempo para despertar interés en su cargada agenda repleta de cosas urgentes para mañana.

Hay más interés cuando se plantean la pregunta de cómo aceleramos todo este tipo de procesos de adopción de herramientas tecnológicas en mi organización, para que mañana las utilicemos.

Pero no quieren entrar en demasiadas discusiones sobre los cambios a medio plazo en la forma de entender la organización y el papel de las personas, ni si estas herramientas suponen otra forma de entender cómo se construyen las decisones, o sobre cuál es el rol de los directivos y de los empleados, o si mejora la transparencia, o si potencia el conocimiento y desarrollo, la colaboración…

Todas estas cuestiones les provocan ciertas sonrisas. Se preguntan: si los modelos organizativos y formas de gestión necesitan ser cambiados, cosa que todos ellos saben, ¿por qué unas herramientas tecnológicas tienen que ser el motor del cambio? ¿No hay miles de motivos más?

Por ello la pregunta relevante sigue siendo la misma, ¿Cómo puedo implantar mañana estas herramientas para que me sean útiles mañana?

Ya pero ¿Cómo lo implantamos mañana?
Después de trabajar casi dos décadas en temas relacionados con gestión del cambio organizativo he llegado a la conclusión de que las mejores estrategias de cambio organizativo suelen encontrarse en la cafetería hablando tranquilamente con las personas de la organización, sin fijarte demasiado en la posición que ocupan sino en su “empatía organizativa”. En este caso los Talleres hicieron esa función ¿Cuáles son los “escondidos” secretos de una correcta implantación de estas “aparentemente revolucionarias” herramientas? Las respuestas fueron fáciles de imaginar.

Se debían comenzar a implantar en pequeños entornos controlados (o si se quiere en argot  “comunidades de práctica” pequeñas) donde la esponsorización y el liderazgo de los directivos estuviera fuera de toda duda. Pero sobretodo donde el objetivo de la Comunidad al utilizar estas herramientas estuviese perfectamente alineado con la estrategia organizativa y se obtuvieran resultados rápido. ¿El porque y el para qué? Eran las preguntas claves que debían ser perfectamente respondidas.

Después de 2 décadas he llegado a la conclusión de que las mejores estrategias de cambio organizativo suelen encontrarse en la cafetería hablando tranquilamente con las personas de la organización.Aún así se debía crear una comunicación/formación/sensibilización importante y debería garantizarse ciertos recursos tanto humanos (responsables de comunidad) como tiempo y un reconocimiento (recompensa si fuese posible) formal de los participantes.

Y cuando los resultados de la bondad de esta práctica estuvieran listos para ser presentados, ampliar la experiencia a otras comunidades, y extenderlo poco a poco a toda la organización. Entonces seria cuando podriamos analizar los efectos organizativos reales en toda la organización.

Lo cierto es que por ahora no me llevado ninguna sorpresa, esta siendo un trabajo realmente agradable. Lo que si me plantea dudas es sobre algunas cosas que leemos en las propias Redes Sociales del tipo “la implantación de estas  herramientas será la próxima revolución organizativa destinada a destruir las organizaciones tayloristas tradicionales, destinadas a enfrentarse con el status quo…”  que puede inducir a pensar que introducir una “herramienta 2..0” forma parte de un movimiento  revolucionario por su elevado impacto organizativo.

Puede serlo o no.

Una cosa son las ideas y  la otra es la acción, como decía Morpheus en la su celebre frase de Matrix, hay una importante diferencia entre “conocer el camino” y  “caminar por el camino”. Una es el impacto que tendrán y otra por qué se implantarán y utilizarán.

Las herramientas entrarán en las empresas sin que nadie piense en revoluciones culturales ni en revoluciones de ningún tipo, ni se cuestionará si el modelo organizativo “imperante”, ni los viejos modelos de gestión,… Mayoritariamente, las organizaciones sólo se preguntarán para que me sirve “mañana” (siempre habrá excepciones de algunos visionarios, los menos).

Se hablará de temas anodinos, prácticos y realistas, básicamente de cómo esas herramientas podían utilizarse para asegurarse que mejoran su trabajo, sin analizar efectos organizativos a medio plazo,…. Y se plantearán sin más, simplemente, por que estarán en todas partes.

Hace mucho tiempo que todos sabemos que la mayoría de las veces el futuro llega a nuestras vidas mediante pequeños e impercitibles cambios cotidianos, aparentemente poco importantes para ser siquiera relevantes, de los cuáles sólo puedes observar su impacto cuando miras atrás y reflexionas con cierta perspectiva los enormes cambios que supusieron en tu vida. El futuro dicen que te llega sin que lo sepas  mientras piensas en él. Y los detalles y lo pequeño son lo que crea las verdaderas revoluciones, aunque a veces sean pocos los que las saben ver  ¿Será esta otra revolución silenciosa?

*Desde aquí puedes acceder al artículo completo en Supervivencia Directiva, blog de Virginio Gallardo.

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