En un plazo de 6 años, las empresas francesas deberán compartir sus consejos con un 40% de mujeres, según establece una nueva ley que aprobó el parlamento. Se aplicará en unas 2.000 compañías que cuentan con más de 500 personas empleadas o que superan los 50 millones de euros en ingresos. "Este texto representa un real avance", dijo Aurelie Filipetti, parlamentaria del Partido Socialista. También fue votada a favor por el partido conservador del presidente Nicolas Sarkozy.
Como medida provisoria, en tres años, las empresas ya deberán dar cuenta de un 20% de mujeres en sus cúpulas. La economía francesa cuenta con algunas féminas destacadas, como Anne Lauvergeon, jefa ejecutiva del grupo nuclear Areva, y la ministra de Economía Christine Lagarde. Sin embargo, su participación total está lejos de la paridad: la representación femenina apenas alcanza el 15% de las sillas de las juntas directivas de las empresas CAC 40.
La economía francesa cuenta con algunas féminas destacadas, como Anne Lauvergeon, jefa ejecutiva del grupo nuclear Areva, y la ministra de Economía Christine Lagarde. Sin embargo, su participación total está lejos de la paridad: la representación femenina apenas alcanza el 15% de las sillas de las juntas directivas de las empresas CAC 40.Si bien aún hay quienes se resisten a este tipo de medidas, por considerarlas intervencionistas, la tendencia viene creciendo. En lo que va del año, Gran Bretaña aprobó un código de conducta que obliga a las empresas de cazatalentos a incluir mujeres en las listas preliminares para los cargos de alta jerarquía, Bélgica logró aprobar una ley que establece un piso del 30% de presencia femenina en los Consejos, y en Alemania las 30 empresas más importantes se comprometieron a incluir voluntariamente a más mujeres en los principales ámbitos de decisión. La canciller de este último país, ha asegurado que vigilirá el cumplimiento de este compromiso, y que si es necesario se establecerá un cupo obligatorio. De la misma forma, Viviane Reding se encuentra dando firmes pasos desde el ejecutivo comunitario, ha empezado con compromisos voluntarios, pero en caso de que no sean suficientes para garantizar la igualdad en el corto plazo, asegura que se tomarán medidas de carácter obligatorio.
Mientras la crisis sigue azotando la región, cada vez son más los especialistas que aseguran que los congresos capaces de contener diversidad de miradas son más hábiles para lograr resultados. No obstante, siguen siendo mayoría los ejecutivos europeos que se niegan a considerar la imposición de cuotas como una medida válida para alcanzar mayores niveles de igualdad, y no confían en que la paridad vendrá acompañada de un mejor desempeño económico. Si bien es cierto que los cambios culturales requieren tiempo -y la cultura corporativa es especialmente machista-, las medidas que se vienen imponiendo como una tendencia hace imposible ignorar que se avecinan tiempos donde la responsabilidad en el ámbito público y de las empresas privadas deberá ser compartida por ellos y ellas.
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