Contaminar es cada vez más barato

La especulación crece en torno a los derechos del mercado de carbono, a los permisos de la industria para emitir el CO2 al que se responsabiliza del cambio climático. En este mercado de "aire caliente", las empresas más eficientes venden los derechos que no van a utilizar y las que emiten más CO2 del que tienen asignado deben comprar permisos adicionales.
A un año ahora de la debacle financiera, la caída del precio de estos derechos en Europa por exceso de oferta desde los 22 euros la tonelada que marcaba aquel 15 de septiembre de 2008 hasta los 8 euros de febrero de 2009 muestra uno de los efectos positivos de toda esta recesión: a la industria le sobraban de golpe los permisos para contaminar y las gráficas del CO2 lanzado a la atmósfera reflejaban significativas bajadas.
El que su precio esté bajo no estimula precisamente un cambio en las industrias hace un modelo más eficiente, pues ahora sale más barato contaminar."La crisis económica y financiera ha provocado una caída importante del precio", cuenta Kepa Solaun, director de la consultora Factor CO2. En primer lugar, la crisis ha reducido la actividad industrial y ha disminuido la demanda de energía, lo que automáticamente ha tenido un efecto favorable en la bajada de las emisiones de CO2 y ha aumentado los permisos disponibles para ofertar en el mercado. Pero, a la vez, bastantes empresas han puesto a la venta sus derechos de emisión para tratar de conseguir financiación ante la falta de liquidez.

Si esto ocurría en la industria europea, las emisiones de CO2 también bajaban de forma global en los países industrializados que deben cumplir con sus reducciones del Protocolo de Kioto para el periodo 2008-2012, incluso en España. Hace unos meses, la empresa especializada en energía y CO2 Point Carbon informaba de cómo Irlanda, uno de los países europeos más tocados por la recesión, había revisado a la baja la proyección de sus emisiones y había decidido interrumpir la compra de créditos de carbono en el mercado internacional para el primer periodo de Kioto.

Tras descender hasta los 8 euros la tonelada en febrero de este año, el precio de los derechos de CO2 en el mercado europeo se encuentra hoy en los 15 euros. Como especifica el director de Factor CO2, el que su precio esté bajo no estimula precisamente un cambio en las industrias hace un modelo más eficiente, pues ahora sale más barato contaminar. "Aunque el dato positivo es la reducción de las emisiones lanzadas a la atmósfera que al fin y al cabo era de lo que se trataba", explica este consultor, que a largo plazo espera que se produzca una escasez de derechos.

La crisis redujo la actividad industrial y disminuyó la demanda de energía, lo que automáticamente ha tenido un efecto favorable en la bajada de las emisiones de CO2 y ha aumentado los permisos disponibles para ofertar en el mercado.Lo cierto es que todo esto pone todavía más fácil el cumplimiento del primer periodo del Protocolo de Kioto (2008-2012) para reducir un 5,2% las emisiones globales de los países industrializados respecto a los niveles de 1990. Lo que está por ver es cómo influye en las negociaciones que deben cerrarse en la próxima cumbre de Copenhague (COP15) en diciembre para conseguir un acuerdo internacional que de continuidad a este tratado contra el cambio climático.

"Queda muy poco para Copenhague y sorprende lo abiertas aún que están las posiciones, yo creo que la recesión influye a favor y en contra: los Gobiernos están temerosos de poner restricciones a su crecimiento, pero también hay más margen para fijar objetivos de reducción de emisiones mayores".

"Debemos aprovechar lo ocurrido con la crisis para conseguir un cambio hacia un esquema más sostenible, hacer de este decrecimiento un cambio más perdurable basado en las nuevas tecnologías y en las energías renovables", comenta el economista Luis Jiménez Herrero, director del Observatorio de la Sostenibilidad en España, que está convencido de que con crisis internacional o sin ella, con quiebra de Leman Brothers o sin ella, "este modelo insostenible y altamente especulativo estaba llamado al colapso".

"Bienvenida la crisis, así dicho suena raro, pero tiene sus puntos positivos si los sabemos aprovechar, hasta ahora se ha actuado en lo más directo para amortiguar la caída del empleo y las consecuencias sociales, pero se requieren reformas estructurales, hay que aprovechar la oportunidad", incide Jiménez.

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