Cambio climático: 150.000 muertes al año

Ante las consecuencias del cambio climático que ya se están haciendo notar de forma dramática en muchas regiones de nuestro planeta, la Asociación Médica Mundial (AMM) celebró en Copenhague un seminario sobre "Cambio climático y salud". En él, los médicos tomaron parte activa en la lucha contra el cambio climático, hicieron un llamamiento a la cooperación internacional y lo consideraron como un deber profesional.

El 1 de septiembre 2009 se celebró en Copenhague (Dinamarca) un seminario de la Asociación Médica Mundial (AMM) sobre "Cambio climático y salud". En opinión de los expertos, los profesionales de la salud en general, y los médicos en particular, pueden contribuir de manera notable a los esfuerzos internacionales por detener el cambio climático.

De momento, algunos continentes se están viendo más afectados que otros. Un aumento moderado de las temperaturas podría causar en el sur de Asia graves cambios en el medio ambiente. Ya se ha registrado un aumento en el número de fallecidos a causa del calor en India y en Siberia, preocupando de igual forma la morbilidad y mortalidad por diarreas relacionadas con la pobreza y la higiene en el sur de Asia.

El cambio climático, con el aumento de las temperaturas y la inestabilidad en los
ciclos de lluvias está afectando de manera notable a diversas regiones, especialmente en África y Asia, y contabiliza ya más de 150.000 muertes por año.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el cambio climático está causando ya unas 150.000 muertes por año, la mayoría de ellas en África. La inestabilidad climática altera los patrones de lluvias y afecta la producción nacional en la agricultura. Junto a ello, la escasez de agua potable y con debidas garantías sanitarias está produciendo un aumento de la disentería, el cólera y la tifoidea.

A todo esto se suman muchos otras consecuencias; un aumento de temperatura conlleva que las enfermedades por vectores se produzcan en ambientes que antes les eran hostiles, como ejemplo de ello se citan las epidemias de malaria en las regiones altas de Kenia y Tanzania a causa del aumento de la temperatura. Con relación a las enfermedades que se transmiten por el aire, estas se ven afectadas por las condiciones climáticas debido a su naturaleza estacional, tal como sucede por ejemplo con la meningitis meningocócica (meningitis espinal) que se da en África subsahariana con más frecuencia durante la temporada seca, descendiendo notablemente en el periodo de lluvias.

En un mundo como el actual, donde las aspiraciones y expectativas de la población siguen en aumento, a un ritmo que sobrepasa nuestra capacidad colectiva de solucionar problemas, y donde hay muchos ciudadanos que exigen un 100% de seguridad, se hace más necesario que nunca reconducir la situación para que todos podamos vivir dentro de los límites que nos permite nuestro actual nivel de tecnología y recursos disponibles. Unos recursos –como han apuntado- que todavía están lejos de agotarse, aunque sí es clara la disminución progresiva de los mismos o lo inalcanzables que resultan aún para muchos grupos de población.

Las consecuencias que el cambio climático supone para la salud exige que los médicos tomen parte activa en su defensa y consideren la misma como un deber profesional. No obstante, una práctica clínica excelente para alcanzar unos resultados en salud excelentes, no son posibles sin el necesario aporte público, por lo que la actual situación de crisis no es el mejor escenario. La profesión médica, no obstante, puede tener un papel catalizador en nuestra sociedad que ayude a impulsar el cambio necesario.

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