Desde que somos niños nos enseñan a leer y a escribir, nos enseñan matemáticas, geografía, historia y muchas más cosas que son, desde luego, necesarias de aprender. Terminamos nuestra formación básica y empezamos una carrera universitaria y después un empleo. Hasta aquí todo normal.
Pero cuando llegamos a este punto en el que tenemos que desarrollar nuestra profesión, -sea la que sea, insisto- nos damos cuenta de que nos faltan ciertas habilidades que nadie nos enseñó desde pequeños. Saber comunicarnos es sin lugar a dudas, para mí, una de las más necesarias.
La comunicación lo es todo en el entorno en el que nos movemos. La manera en la que nos vestimos para cada ocasión, la forma en la que nos relacionamos, el tono, el mensaje, las palabras que utilizamos para mostrarnos ante los demás, la forma en la que nos relacionamos en una reunión, en la que nos expresamos en una concall o en una presentación con público.
La formación desde la infancia
¿Cuántos CEOs de compañía conocemos o directores generales que no quieren utilizar más la comunicación porque no se sienten cómodos en este entorno? Esa comodidad sin lugar a dudas se adquiere desde la formación desde pequeños. Nosotras tenemos las herramientas necesarias para hacer que esa barrera empiece a desaparecer desde que somos niños con el ejemplo que damos a nuestros hijos e hijas. Ya lo hacen en algunos colegios y universidades, y por supuesto escuelas de negocio donde la dinámica está más implementada, pero, ¿por qué no hacerlo también en nuestros entornos más personales? Animar a nuestros hijos e hijas a utilizar la comunicación en los momentos cotidianos del día, a no tener vergüenza a la hora de expresar sus ideas o sus opiniones y a ayudarles a debatir sobre algunos temas seleccionados según la edad que tengan.
Alguien me dijo hace algunos días que en una clase de Master de USA le habían dicho que el SEO es el nuevo PR del futuro. Nada más lejos de cualquier realidad. En el caso además de la marca personal hay cosas que nunca se podrán dejar al mundo digital, y es el ‘tú a tú’ y el efecto que produces en los demás en un primer, segundo o tercer contacto. Hay cosas que son innatas pero otras tantas -a veces muchas más- que se adquieren con el tiempo. El efecto de la marca personal es una de ellas. Cuánto antes lo trabajes y te dirijan desde pequeño mucho más tienes que ganar. Tenemos ejemplos claros de que ‘marcas personales bien trabajadas’ han conseguido grandes posicionamientos de marca para empresas globales. Ejemplos como el de Steve Jobs ( Apple) o Michael O’Leary (Ryanair) son algunos primeros nombres que se me vienen a la cabeza, y son verdaderos ejemplos de marca personal, al margen de cualquier polémica sobre ellos.
Estamos en el camino pero aún nos queda mucho por andar. Lo que tengo claro es que quién quiere puede, y que nosotras no podemos volver atrás pero podemos ayudar a los más pequeños -a los que tengamos más cerca- a trabajar desde edades muy tempranas lo que a nosotras nos ha costado y cuesta tanto desarrollar cuando ya no somos tan jóvenes. Verlo como una necesidad es un factor importante.
*Marian Gómez Campoy es CEO de MGC