Si bien la participación de las mujeres en el sector inversor en España ha mostrado una ligera mejora en los últimos años, todavía queda un largo camino por recorrer. Así lo afirma Vanessa Troncho, fundadora y CEO de T-Valley, una aceleradora de startups.
Según los datos, aproximadamente un 30% de las personas inversoras en España son mujeres. Pero en el mundo del venture capital, solo el 13% de los general partners son mujeres.
Cabe aclarar que venture capital hace referencia a una operación financiera en la cual se aporta capital a startups y empresas con potencial de crecimiento y elevados niveles de riesgo. Dentro de este contexto, un general partner es quien se encarga de identificar mercados con alto potencial para invertir.
«Todavía hay un cierto sesgo de género negativo que evalúa la capacidad de tomar decisiones financieras o de inversión. Las mujeres tienen que trabajar más duro para crear y establecer su credibilidad y ganarse la confianza de otros inversores y socios», explica Troncho. En este sentido, propone dos estrategias claves: que haya más visibilidad de mujeres inversoras y que se impulse la formación, a través de seminarios y talleres.
¿Qué factores crees que contribuyen a la baja representación de mujeres inversoras en España? ¿Por qué es importante que haya mujeres inversoras?
Nos enfrentamos a varios retos, que van desde barreras culturales y sociales, hasta desafíos específicos del sector. Todavía hay un cierto sesgo de género negativo que evalúa la capacidad de tomar decisiones financieras o de inversión. Las mujeres tienen que trabajar más duro para crear y establecer su credibilidad y ganarse la confianza de otros inversores y socios.
Se da a entender que el balance entre vida profesional y personal de una mujer es más complicado, porque las mujeres se enfrentan a expectativas sociales vinculadas con el equilibrio, lo que aporta un plus de presión y desafíos de tiempo. Existe una falta de mujeres visibles en el mundo de la inversión, lo que hace difícil aspirar a estos roles.
Además, al ser un sector donde la mujer se encuentra en minoría, las decisiones tomadas por estas pueden ser analizadas con mayor severidad que las tomadas por hombres, lo que genera un entorno de trabajo más desafiante.
«Existe una falta de mujeres visibles en el mundo de la inversión, lo que hace difícil aspirar a estos roles»
¿Qué estrategias consideras efectivas para incrementar la participación de mujeres en el sector de inversión?
Para mi hay dos puntos claves. Uno es que se habría de dar más visibilidad a las mujeres relacionadas con el mundo de la inversión en startups, de la inversión como business angels. Creo que se debería dar una mayor visibilidad al papel de la mujer inversora dentro de este mundo tecnológico.
Las mujeres nos preocupamos por cosas más sociales. Y en el mundo social, no está tan bien visto la inversión en venture capital. Por lo tanto, creo que es algo muy desconocido para una gran parte del sector profesional y directivo femenino.
Otra cosa que se debería impulsar es la formación, ya sean seminarios o talleres, enfocados a un target de mujer. Sería fundamental explicar beneficios, riesgos, qué se puede aportar, cómo se puede sumar al ecosistema, cómo se puede contribuir, a través de la inversión, a construir empresas que nos aporten en el mundo, por ejemplo, a nivel social, a nivel tecnológico, a nivel de salud.
Se debería hacer un trabajo muy fuerte. Primero, a nivel de enseñar los ventajas de ser inversor y, segundo, para construir una buena cultura financiera. En general, en España tenemos una muy mala cultura financiera.
Hay muchas cosas a hacer, pero yo diría que los primeros pasos a hacer son estos dos: dar visibilidad y brindar formación.
«Se debería impulsar la formación, ya sean seminarios o talleres, enfocados a un target de mujer»
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres al iniciar su carrera en el venture capital?
El mundo de la inversión ha estado siempre y sigue siendo liderado por los hombres. Por otra parte, es un mercado complejo, donde hay que trabajar mucho para tener una credibilidad, visibilidad y reputación.
Si ya existe una dificultad entre las mujeres para liderar entidades en el sector, más difícil aún es que sean reconocidas por su trabajo. Este es una tema de debemos trabajar para dar más visibilidad a las mujeres en el sector y que esto nos ayude a conseguir que la brecha en el mismo disminuya.
¿Cómo ha influido tu experiencia personal como mujer en tu rol como inversora?
Yo empecé muy joven. Con 23 años ya estaba en el mundo emprendedor y con 27 en el mundo del venture capital como Consejera Delegada de T-Valley. Paso a paso vamos rompiendo barreras, pero el inicio no fue fácil y sí que sentí ciertas barreras por el hecho de ser una mujer, pero más por ser joven.
La relación entre la inversora y la startup invertida, en general, es buena, ya que durante los últimos años en el mercado laboral hay más paridad entre hombres y mujeres. También es cierto que una mujer debe trabajar más duro para recorrer su camino y ganar credibilidad y visibilidad en este sector, tanto como inversora, general partner de VC, o como emprendedora. Debemos seguir trabajando la imagen y el potencial de la mujer en este sector, porque todavía somos una minoría.
«Una mujer debe trabajar más duro para recorrer su camino y ganar credibilidad, tanto como inversora, general partner o emprendedora»
¿Qué consejos darías a las mujeres jóvenes que desean entrar en el mundo de la inversión?
Durante los últimos 5 años en que estábamos más cerca del 20% y hemos incrementado la presencia hasta el 30%. Cada vez hay más mujeres inversoras.
Si nos ceñimos al mundo del venture capital, esto se ha mantenido más o menos igual durante los últimos 5 años. En las universidades todavía hay más hombres que mujeres que se interesan por el mundo de la inversión. Las mujeres tenemos una gestión del riesgo con enfoque más sostenible y con un horizonte a largo plazo, somos más detallistas y meticulosas en la evaluación de riesgos, lo que nos lleva a tomar decisiones más informadas y equilibradas.
Por otra parte, las mujeres están más interesadas en el impacto social y fomentan la responsabilidad corporativa de sus empresas invertidas. En el mundo en el que vivimos, tener una mujer inversora siempre nos aporta una mejor imagen pública, porque denota un compromiso con la diversidad y la igualdad de género y puede ser un punto de atracción a nuevo talento. Finalmente, las mujeres tienden a la diversidad de pensamiento, lo que fomenta un entorno más creativo e innovador y eso es clave para el desarrollo, crecimiento y éxito de una startup.
Por lo general, el perfil de la mujer inversora es una profesional entre 30 y 50 años, con formación universitaria y un trabajo estable, con una visión más analítica, buscando un enfoque más equilibrado, conservador, a largo plazo y con menor riesgo. Por otra parte, algunos estudios determinan que a nivel mundial las mujeres son más exitosas en la generación de rentabilidades.
Más sobre Vanessa Troncho
La trayectoria de Vanessa comenzó en 2016, vinculada a una startup del sector foodtech, donde logró un hito significativo: McDonald’s utilizó su prototipo para diseñar sus cartas digitales. Este éxito temprano la impulsó a fundar su propia consultora tecnológica, U-Grow, en 2019. U-Grow se dedica a ofrecer asesoramiento empresarial, financiero y de marketing digital, permitiendo a Vanessa hacer lo que más le apasiona: ayudar a acelerar proyectos, especialmente aquellos de su propia tierra.
Fue precisamente en U-Grow donde surgió la idea de crear una pequeña sociedad para invertir en startups, proporcionando mentoría y aceleración. La iniciativa, inicialmente pequeña, atrajo rápidamente el interés de empresarios y políticos locales, lo que llevó a la expansión de la sociedad a nueve socios y la transformación en T-Valley.
Los proyectos suelen estar relacionados con la logística, la industria, la salud y la agricultura, sectores donde T-Valley busca generar un impacto significativo y sostenible.