Es una buena señal que nos sigamos haciendo ciertas preguntas. Y que las respuestas obtenidas, lejos de ser unívocas, conduzcan a una diversidad y riqueza de opiniones. Hoy quiero hablar de Vida y ficción: ¿por qué seguimos escribiendo?, un documental del año 2017 de José Ovejero y Edurne Portela y que tiene como protagonistas a escritores como Rosa Montero, Luisgé Martín, Marta Sanz, Antonio Orejudo, Ana Merino, Manuel Vilas, Fernando Royuela, Cristina Fernández Cubas, Rafael Reig, Sergio del Molino, Juan Carlos Méndez Guédez, Hipólito Navarro, Sara Mesa, Andrés Neuman, Aixa de la Cruz y Juan Gabriel Vásquez.
Para llevarlo a cabo, se pusieron manos a la obra con la cámara, sin haber abordado previamente este tipo de trabajo. Seleccionaron un grupo de escritores y los entrevistaron en entornos que los caracterizan: su propia casa o lugares con los que mantienen cierta afinidad -como el desierto de Tabernas en Almería o el parque de El Retiro en Madrid-.
Las respuestas fluyen desde una cotidianeidad doméstica y consiguen un punto de intimismo. Los símbolos visuales no distraen, sino que complementan las palabras y el retrato. Nos acercamos, despacio, como espectadores, no solo al personaje, sino a la persona del escritor.
Con economía de recursos y la inexperiencia confesada de sus creadores, el documental logra reunir puntos de vista enriquecedores sobre el por qué determinadas personas siguen teniendo la necesidad -o el placer- de volcar sus ideas en palabras.
Las respuestas recogidas son lúcidas, dubitativas, melancólicas, chispeantes. Dan cuenta de la vastedad del territorio al que nos asomamos. En el entorno cambiante que nos rodea, sin apenas tiempo para la reflexión, el espectador agradece estas indagaciones sobre uno mismo o sobre temas que nos afectan a todos.
¿Por qué seguimos escribiendo?
¿Seguirá siendo vigente lo que venimos llamando ‘literatura’? ¿Seguirá habiendo lectores? ¿Tiene la gente joven la capacidad de valorar la búsqueda del autor para llegar al adjetivo perfecto? ¿Se decanta la población juvenil por otros productos más instantáneos y fugaces? ¿Prevalecen las narrativas audiovisuales de las redes sociales o las plataformas de streaming? ¿Podríamos pensar en los guionistas como ‘escritores’? Prefiero no ofrecer aquí las respuestas e instarles a ver el documental, pero mi conclusión es que hay esperanza.
«En el entorno cambiante que nos rodea, se agradecen las indagaciones sobre uno mismo o sobre temas que nos afectan a todos»
En el territorio en el que se asienta la pregunta «por qué seguimos escribiendo» nos topamos con respuestas que apuntan hacia temas como: la prematura conciencia de la muerte o de la decadencia (Rosa Montero), el sentido de colectividad y lo político (Rafael Reig), lo individual vivido como soledad o fragilidad de un cuerpo (Marta Sanz), el valor de la imaginación en la infancia (Cristina Fernández Cubas).
Pero, en mi opinión, el principal valor del trabajo es que todo ese territorio de lo común es atravesado por las peculiaridades y vivencias de cada uno de los escritores. Por su modo de estar en el mundo como persona. Cada uno de ellos se muestra al espectador no solo en sus respuestas sino como pregunta: un punto de vista enriquecedor que continua interrogándose.
A lo largo del documental, podemos valorar cada una de las explicaciones de los autores, identificarnos con una u otra motivación o con sus personalidades (hayamos o no intentado alguna vez la aventura de escribir). A la hora de elegir lecturas, independientemente de la respuesta dada, tendremos muy claro quien satisface nuestras expectativas y quien no. Elegiremos, compararemos, seguiremos buscando, excavando en esa «arqueología del recuerdo», tal como expresa Andres Neuman, en la búsqueda del «quinto punto cardinal», símbolo que recorre ese camino tan necesario entre el yo y el nosotros.
Las alusiones reiteradas sobre determinados temas como la muerte, la niñez, la imaginación, lo político o la identificación con lugares que «hablen de nosotros» (Juan Carlos Méndez) permitirían suponer que podemos trazar un mapa. El documental tiene el mérito de conservar la sencillez y poseer un estilo directo y sincero a la hora de enfrentarse a preguntas ante las que es fácil extraviarse por derroteros de intelectualidad vacía de contenido.
Porque seguimos escribiendo…
Por suerte para todos, y pese a las nuevas tecnologías o estilos de vida que inducen a pensar que el tema de la escritura está amenazado o, peor aún, concluido, seguiremos escribiendo y seguiremos leyendo. Las motivaciones que inducen a los escritores siguen estando vigentes. Serán, eso sí, dispares y variadas: tanto como las personas que se involucren en la aventura, en consonancia con los tiempos que se vivan. Pero me cuesta llegar a imaginar un mundo donde nadie se haga preguntas y donde no se recurra a la escritura.
Mi conclusión, tras ver este documental, es la buena noticia de que, por fortuna, hay gente como Portela, Ovejero, y otros muchos, que no quieren dar nada por sentado. Gente que se atreve a circular por un territorio que nunca estará acotado ni señalizado convenientemente, que se atreve a saltar el foso que nos separa del otro para asumir ese riesgo de contar. Sigue teniendo vigencia lo literario, que, al igual que la cámara de Ovejero y Portela, se asoma a unas interioridades que seguirán deparando sorpresas y hallazgos y, por tanto, un margen para la libertad y la imaginación frente a los discursos imperantes.
«Me cuesta llegar a imaginar un mundo donde nadie se haga preguntas y donde no se recurra a la escritura»
Aunque no quiero dejar un mal sabor de boca, sí me parece importante hablar de la cruda realidad del negocio editorial, del marketing amenazante que, no nos hagamos ilusiones, condiciona, dirige, y está detrás de todo esto. ¿De qué manera lo hace? Ese sería otro debate muy interesante. Nuevo tema para abordar en otro documental en el que lo cualitativo dejaría paso a lo cuantitativo.
Irrumpir en ese territorio de vasta libertad creadora con elementos procedentes de otros reinos, gobernados por otros reyes y otros príncipes. Sería interesante saber más sobre ello, escuchar opiniones, aunque reconozco que algo envenenada sí está esta propuesta de corte bien diferente a la que brindan los autores de “Vida y ficción: ¿Por qué seguimos escribiendo?”. Escritores, lectores, público en general: véanlo y sigan preguntándose.