Gracián, clásico del siglo XVII ya escribía en El arte de la Prudencia: “cualquiera hubiera triunfado de descubrir su mejor cualidad”. ¿Cuánta gente válida, pero desgraciadamente desubicada, hay hoy en día en las empresas? Me aventuro a apostar que mucha. Cuando alguien no está en su sitio… ¿deja lo mejor de sí? Sus niveles de energía, motivación y compromiso ¿aspiran a máximos?
La cruda realidad, terca y testaruda, nos muestra que no. Mas al contrario, fatiga crónica, cansancio generalizado, hastío, acidia, dolor de estómago, estrés, pequeños despistes, se tornan habituales en una rutina diaria en la que se ha renunciado a la excelencia. Si tú no vales para algo ¡celebremos la buena noticia! Tu mejor versión todavía no ha hecho su aparición estelar.
Ante las torpezas de no acertar en lo que uno quiere, el mérito, si cabe, puede que esté en el coraje de tratar de enmendarlo.Quizá la crisis ha sido un buen aliciente para despertar esta inquietud. Hay biografías laborales que muestran CVs jalonados de títulos que no tienen porqué ser la muestra más representativa de una carrera exitosa, sino más bien el resultado inexorable de tropiezos y fracasos. Ante las torpezas de no acertar en lo que uno quiere, el mérito, si cabe, puede que esté en el coraje de tratar de enmendarlo.
Vivimos una época de vaivenes e incertidumbre en la que gente competente y preparada es puesta de patitas en la calle. El otro día escuché a Mario Alonso afirmar que “a veces estando peor se está mejor”, ¡razón no le sobra! La crisis puede ser esa situación coyuntural que te ayude a ahondar en aquello que de manera singular le caracteriza.
Sirva este modesto texto para invitarte a bucear en tus talentos. A repensar aquello que se te da bien.Sirva este modesto texto para invitarte a bucear en tus talentos. A repensar aquello que se te da bien. A tener claro lo que te gusta. A recordar cuándo has brillado más. A rememorar los tiempos en los que trabajo y ocio compartían un mismo espacio.
Talento y vocación, binomio inseparable. Vocación, del latín “vocare”, llamada. ¿Para qué se te ha llamado en esta vida? ¿Qué te dice tu voz interior? ¿En qué actividades notabas que el tiempo se paraba? ¿Cuándo has fluido con más frescura? ¿Cuándo has notado que ibas un paso por delante del resto?… Dialoga contigo misma, descubre lo que ya sabes y atrévete a vivir intensamente. Nietzche apuntaba, “quién tiene un qué, encontrará el cómo”. A buen seguro que la vida vendrá con sus rebajas, pero sería una lástima perder el partido antes de jugarlo. Merece la pena, tu mejor vida está en juego.
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