Falstaff

Falstaff es gordo. Ser gordo no está bien visto.

–Estarías mucho mejor con unos kilos menos.

–Te va a dar un infarto (previa palmadita en mi estomago, como si el hecho de ser gordo autorizara el tocamiento vejatorio).

–¿Para cuando el niño?

Ser o estar gordo margina. Ser gordo pone en peligro la vida (recordad el infarto). Falstaff es gordo. Falstaff es un ser marginal. Falstaff es un peligro.

«Un diablo encarnado en un viejo gordo, un tonel por compañero». Falstaff es viejo y además un diablo. Y además un cobarde y un mentiroso que finge morir para salvar la vida: «¿Fingir? Miento, no he fingido. Morir es ser actor, porque un hombre sin vida es la ficción de un hombre vivo. Pero fingir la muerte para seguir vivo no es fingir: es dar la verdadera imagen de la vida», en palabras del propio Falstaff. Todo se complica si nos damos cuenta de que nos hablan desde una obra de teatro. Pero nunca he tenido la sensación de que Falstaff sea un personaje. Falstaff es verdad, es más que Shakespeare, es la vida misma, con sus grandezas y miserias. Falstaff es mi héroe.

«Ese baúl de fluidos, ese barril de bestialidad, ese hinchado costal de hidropesía, ese enorme pellejo de vino, ese fardo cargado de tripas».

La Felicidad es redonda. Falstaff es redondo. «Si el jerez endulzado es una falta, ¡Dios asista a los malvados! Si ser viejo y alegre es pecado, entonces se condena más de un viejo posadero. Si por estar gordo han de odiarte, entonces se condena a las vacas flacas del faraón».

Falstaff ama la vida, disfruta de la amistad, le encantan las mujeres, se divierte con el teatro y le pierde un buen vino y una buena pata de cordero. ¿A quién le puede parecer mal? Pues a mucha gente, desgraciadamente. Falstaff vive en un mundo en guerra. Un mundo violento en el que la fuerza, la traición y la ambición por el poder triunfan. Y nuestro viejo sólo sobrevive. Como la mayoría. Un mundo muy actual. «Desterrad al orondo Falstaff y desterraréis al mundo entero», dice el gordo.

Por eso montamos Falstaff. Porque en este mundo donde sólo sobrevivimos necesitamos saber cómo vivir. Pero vivir es difícil. Hambre, guerra, enfermedad y muerte son sus adversarias. Falstaff se enfrentará a todas. Y sólo una le vencerá: la traición de la amistad.

FALSTAFF.– ¡Mi rey! Te hablo a ti, amigo del alma.
REY.– No te conozco, anciano; vete a rezar.
            ¡Qué mal sientan las canas a un payaso!

Y dice Doña Rauda que el gordo murió de pena.

Por Andrés Lima

Posdata: Falstaff es una adaptación de Enrique IV, primera y segunda parte, en la que además participan ideas de otras obras donde aparece nuestro antihéroe.

Teatro Valle-Inclán
18 de marzo a 1 de mayo de 2011
Martes a sábados: 20.30 horas.
Domingos: 19.30 horas
Duración 2 horas 45 minutos (aprox.) incluido un intermedio

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