Cambia tus hábitos molestos en 21 días

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Auto confianza, entusiasmo e ilusión son activos emocionales que movilizan el cerebro, la zona prefrontal, sede del pensamiento avanzado donde se inventa el futuro y se valoran las alternativas y estrategias para encarar los problemas y tomar decisiones.

Hay que entrenar la integridad honrando la propia palabra. Si alguien dice voy a hacer esto y no lo hace altera físicamente su cerebro. El mayor potencial es la conciencia. Aceptando lo que somos y lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es la clave. Sin fe el temor produce la violencia que destruye. Creer en uno mismo es la fórmula de la creación.

Aprender es modificar el cerebro para que se adapte a los cambios. Aprendizaje y evolución son sus armas para enfrentar los desafíos y su plasticidad neuronal reformatea el sistema nervioso con la experiencia y el conocimiento, y los aloja en la memoria.

Las neurociencias detectan cómo se forman los hábitos y la neuroeducación enseña cómo se cambian, se adquieren o se suprimen. Controlarlos es un mito porque al hacerlo se los repite, como en la frase no pienses en un elefante. Lo primero que hacemos es pensar en él. Un recuerdo no es más que una asociación de neuronas convocadas por un estímulo.

21 días

Tan difícil como cambiar hábitos es implementar nuevos y acostumbrar al cuerpo a hacer lo que nunca hizo. La constancia y la dedicación de mejorar la calidad de  vida son el motor de los cambios radicales. La felicidad es una decisión de hacer lo que nos motiva convirtiéndolo en hábito, quitándole el espacio a la depresión.

La mente es un intérprete fiel de lo que percibe, lo traduce en impulsos eléctricos y crea respuestas. Hay gente que ve los problemas en forma de caos, otros como algo complicado y algunos como una oportunidad.

El cuerpo pide que no retrasemos los cambios, si pensamos a corto plazo es mucho más saludable que pensar en un futuro incierto. El cerebro crea nuevos caminos si se lo bombardea con acciones nuevas.

Elige algo concreto. Hazlo tres veces al día durante 21 días sin preocuparte de otras mejoras y el cerebro creará el surco neurológico del nuevo hábito.Debemos aceptar que vivimos en tiempo presente, que está bien disfrutarlo y que por algo se lo llama regalo. Hay que hacer cosas que contribuyan al futuro, pero disfrutar de las cosas que dan felicidad y revisar las metas para conciliarlas con los actos placenteros.

También hay meditaciones para ser más positivos sobre el futuro y a darle más valor a vivir en el hoy y a nutrir las relaciones. Al cambiar los hábitos negativos por positivos uno se convierte en otro. Elige algo concreto. Hazlo tres veces al día durante 21 días sin preocuparte de otras mejoras y el cerebro creará el surco neurológico del nuevo hábito.

Un pensamiento de éxito repetido genera una acción. Una acción de éxito repetida genera un hábito de éxito. Un hábito de éxito repetido genera un carácter exitoso. El día 22 es el día en que la acción se hace hábito o ese día en que el hábito negativo desaparece.

Memoria implícita

 Aprendizaje y memoria son aliados estratégicos. La memoria implícita ejecuta acciones a nivel inconsciente, la explícita es una memoria consciente. El hábito es una creación implícita que exige poco esfuerzo, porque se repite cómodamente y en piloto automático.

La ventaja del hábito es que no esfuerza la voluntad, es una memoria perfecta que se repite. Recordar explícitamente es más difícil, los hábitos se usan sin advertirlos. Sin ellos habría que pensar hasta para respirar. El hábito se perfecciona con la repetición. Sin motivación y entrenamiento no se consolida y se tratara tan sólo de un intento fallido.

La corteza prefrontal organiza la secuencia de tareas necesarias para ejecutar un plan y alcanzar un objetivo. Con la atención selectiva activa la memoria operativa e inhibe otras. El aprendizaje asociativo sobre relaciones causales se basa en el orden, la contigüidad temporal, espacial y la contingencia entre las respuestas y los estímulos (ER).

Resistencia al cambio 

Proviene de evitar el esfuerzo intelectual que el cambio representa. Sin el control por contacto con la realidad el error se convierte en hábito. El futuro puede ayudar a crear buenos hábitos si existe la visión magnética del objetivo.  La mente es como el campo, ambos producen lo que se siembra en ellos.

Un hábito se crea al darle prioridad, planearlo, ejecutarlo y controlarlo. La actitud vale tanto como la aptitud. El hábito de la habilidad enseña a hacer, el de la actitud las ganas de hacer, de empezar y perseverar. Hay que formarlos en la infancia, el niño es el padre del hombre. El peligro son los malos hábitos. Cada uno crea los hábitos que luego lo forman.

Concentrar la energía

Cotejar lo nuevo con  lo viejo activa la energía de la corteza prefrontal que se conecta con el circuito del temor donde interviene la amígdala.

Un cambio importante consume mucha energía.  Para evitar que triunfe la rutina se deben generar  nuevas rutas. Para incentivar el aprendizaje hay que llamar la atención con propuestas sugestivas, que el cerebro cree soluciones sin que le sean impuestas.

No existe segunda oportunidad para la primera impresión.  El momento crucial para entender es interno. Para eso la idea debe ser presentada en un formato original y frecuente para que refuerce la concentración y  rompa el equilibrio que conduce a más de lo mismo.

Los principios del cambio 

Sólo se cambia fácilmente lo que es sencillo. Para cambiar un comportamiento hay que cambiar el patrón mental que lo genera. Al principio uno puede dejar un hábito pero lo extraña y vuelve a él. Para pensar y vivir mejor es necesario activar los neurotransmisores químicos del bienestar que armonizan el sistema emocional.

En pocos días es posible dar un gran paso en la forma de pensar. La neuroplasticidad es el recurso físico. El cerebro hace que el resto funcione, da las órdenes pero es educable. La mente es su parte invisible, nos brinda pensamientos, ideas y los niveles de conciencia. Los programas subconscientes se graban y automatizan creando hábitos por repetición.

La cuestión es reconocer lo que está mal y qué se debe cambiar. Un mal hábito, pese a que perjudica física, emocional, espiritual o socialmente, se repite. Es necesario explicitar lo que se desea cambiar y trazar una ruta para que el reloj biológico se acostumbre.

*Del Dr. Horacio Krell (Director de Ilvem) en Emprendedores News

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